martes, 14 de octubre de 2014

FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES


Al igual que el curso pasado, durante este curso vamos a conocer y trabajar diferentes autores y sus obras.

El primero que vamos a trabajar es Francisco de Goya y Lucientes, un importantísimo artista español.

Antes de introducirnos en sus obras, y para conocerlo, en el primer trabajo tenemos que elaborar entre todos una biografía del artista. Para ello dividimos su vida en diferentes etapas.

Aquí tenéis algunos aspectos relevantes de cada una de ellas:





NACIMIENTO Y FORMACIÓN

Goya nace el 30 de marzo de 1746 en Fuendetodos, provincia de Zaragoza. Los padres vivían ya por aquel entonces en la capital aragonesa, y no se sabe por qué circunstancias se desplazaron en esas fechas, al pequeño pueblo donde la familia de la madre tenía algunas posesiones, y del cual ella procedía. El padre, José Goya, era dorador y tenía taller propio en Zaragoza, aunque nunca pasó de ser un artesano modesto. Engracia Lucientes (la madre del pintor) descendía de hidalgos rurales y pobres, que como ya se ha dicho, tenían casa y algunas tierras en Fuendetodos, pequeño pueblo que se halla en una de las comarcas más desoladas de Aragón.
A los trece años, Goya ingresa en el taller de José Luzán, pintor local de obras religiosas y de carácter convencional, como aprendiz; allí obtuvo las bases de su arte, a través de la copia de grabados y modelos de escayola. Al cabo de cuatro años  y tras algún contratiempo en los concursos de la Academia de San Fernando, Goya viaja a Italia (1770) donde conoce directamente las obras del arte clásico. El viaje debió de durar aproximadamente un año, ya que a finales de 1771 ya estaba de vuelta en Zaragoza, donde recibió el encargo de pintar la bóveda del Coreto en la Basílica del Pilar.



TRASLADO A MADRID

En 1775, casado ya con Josefa Bayeu, Goya se instala en Madrid y comienza a trabajar para la Real Fábrica de Tapices, que dependía directamente de los pintores del rey, y para la que estuvo realizando encargos aproximadamente durante unos quince años. En ese tiempo además, Goya se fue abriendo camino en la Corte como retratista de las principales personalidades de la capital, labor que, además de promocionarle profesionalmente, le permitió conocer a los intelectuales más importantes de entonces y entrar en contacto con la nobleza ilustrada y más progresista, partidarios todos ellos, de la modernización que pretendían los ministros de Carlos III.
En 1780 presenta en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando una Crucifixión de Cristo, realizada en estilo neoclásico, que le permite ingresar como miembro de la misma. Seis años más tarde, Goya es por fin nombrado Pintor del Rey con un sueldo fijo de 15.000 reales. Poco después, tras la subida al trono de Carlos IV (1789), Goya obtiene un nuevo ascenso y es nombrado Pintor de cámara. Su carrera como funcionario de la Corte culminará no obstante, diez años más adelante, al ser nombrado Primer Pintor de Cámara (1799).



ENFERMEDAD Y MADUREZ

A finales de 1792 Goya cae gravemente enfermo, sin que sepamos con seguridad cuál fue el mal que le aquejó, aunque se sospecha que pudo tratarse de un envenenamiento por el plomo que contenían algunos de los materiales que usaba habitualmente en su trabajo. El caso es que tuvo que estar unos meses convaleciente y además, como resultado de la enfermedad, perdió definitivamente el oído. Una vez repuesto de la enfermedad y tras adaptarse a su sordera, Goya, que ya en este momento estaba considerado como el mejor pintor de entonces, continúa su trabajo atendiendo a numerosos encargos, y como retratista de los reyes.
En 1797 el pintor publica una serie de estampas grabadas al aguafuerte y aguatinta, que se conocen con el nombre de los “Caprichos”, y que constituyen el comienzo de su carrera como grabador de renombre universal. Entre los temas tratados se mezclan las críticas de carácter social hacia personajes típicos del Madrid de aquellos años, como el petimetre, el majo, la buscona, etc, junto con escenas de brujería y otras de carácter fantástico y de difícil interpretación, que Goya seguirá cultivando el resto de su vida y que actualmente se consideran la parte más moderna de su obra.


GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

En 1808 estalla la guerra contra Napoleón, y toda la península se ve sacudida por una ola de violencia y crueldad sin límites, que se reflejará de forma magistral en la obra del genial aragonés. Goya vivió toda la contienda en Madrid, excepto un breve viaje a Zaragoza al principio de la misma, y conoció de primera mano, o por referencias, varios de los episodios más significativos de la guerra. Fruto de esta experiencia son algunas de las producciones más importantes de su carrera. Por una parte reflejó en dos soberbios lienzos (“La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol” y “Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808”) la revuelta del pueblo madrileño al inicio del enfrentamiento; pero además a lo largo de los años que duró la lucha, recogió en una serie de dibujos y grabados toda una galería de los hechos más violentos y desgarradores de los que tuvo noticia. Son  los llamados “Desastres de la guerra”,  que constituyen una denuncia de la barbarie que se produce cuando se desata la violencia.
La guerra duró seis años y en ella se produjo por primera vez en la historia, un fenómeno importante desde el punto de vista militar, es decir la aparición de las partidas guerrilleras: grupos de civiles armados que hostigaban continuamente al ejército invasor. Esta forma de lucha se demostró tan eficaz, que desde entonces todos los ejércitos del mundo la incorporan entre sus estrategias de combate. No obstante, en la Guerra de Independencia española, también intervino el ejército inglés que colaboró de manera decisiva en la derrota de los franceses.


ÚLTIMOS AÑOS

Con la derrota de los franceses, en 1814, Fernando VII vuelve a España e impone un gobierno absolutista, que persigue a toda persona sospechosa de simpatizar con los liberales. Goya que es ya un hombre mayor y con problemas de salud, realiza sus actividades cada vez más alejado de la corte. Durante estos años, además de diversos encargos para instituciones y particulares realiza una nueva serie de grabados, la Tauromaquia, donde también podemos observar su realista y original enfoque de cualquier tema que aborda, y su maestría como grabador.
En 1819 compra una finca en la ribera del Manzanares, a las afueras de Madrid, la denominada Quinta del Sordo, en la que vivirá hasta 1823. En las paredes de esta casa Goya realiza una serie de pinturas murales de carácter enormemente enigmático, de colores sombríos y técnica expresionista, conocidas universalmente con el nombre de "Pinturas Negras"; en ellas el pintor vuelca sus obsesiones más íntimas y se adelanta en cien años a las corrientes pictóricas de su tiempo.
Tras unos años de predominio liberal, en 1823, los absolutistas vuelven a imponerse en el gobierno, desencadenando una fuerte persecución contra sus rivales políticos. Goya que siempre había simpatizado con los liberales, opta por exiliarse en Francia. Allí pasará los últimos años de su vida (concretamente en la ciudad de Burdeos), pintando escenas de toros o realizando retratos de sus amigos exiliados políticos como él,  además de experimentar con una nueva técnica de grabado, la litografía, con la que también consigue importantes logros.

En 1828 Goya muere en Burdeos a la edad de 82 años. Su cuerpo fue enterrado en esa ciudad francesa, en la que permaneció hasta principios el siglo XX en que fue trasladado a la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, que él mismo había decorado casi treinta años antes. Allí reposan sus restos en la actualidad.


ENLACES INTERESANTES EN RELACIÓN A GOYA

INFOGOYA96

GOYA EL GENIO ARAGONÉS


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